Volver a Paxtocá

¡Volver a Paxtocá!

Anhelo, caminar por tu suelo engalanado de ilusión, regada con gotas de paz.  

Estar en el tiempo y lugar, donde germino mis sueños, 

alimentada de la fantasía de la infancia.

Aquel apartado de mi vida, construida con adobes de risas, pegadas con aventuras. 

Espacio del tiempo, donde una rama de cerezo, se convertía en una espada de justicia y su fruto en un manjar de dioses, mientras se cabalgaba de rama en rama, hasta agotar la valentía del día, dejando caer la sombra de la luna y las estrellas, señales para volver a caminar bajo la lluvia de la inocencia, empapando aspiraciones, navegando sobre ramas de duraznos, dejando en el horizonte nuestro campo de ilusiones, volviendo a nuestras seguridades de adobe y teja, disfrutando con lágrimas los latigazos de nuestra ausencia, confortando nuestros cuerpos, por el placer vivido.

¿Cómo dejar el pasado? 

Cuando el mundo no tenía límites, solo existía la imaginación, para convertir una pequeña piedra, en el mejor de los tesoros  

o cuando la lluvia caía, para curar nuestras heridas o cuando los frutos del campo eran sin dueños.

Volver a disfrutar una prenda nueva, un calvario emocional, más en la noche de la espera, almas en caos, camas sufriendo, padres impacientes, el reloj corría más lento, horas largas, momento de blasfemia contra la noche, hasta que la diosa del sueño, interviene, para relajar nuestras mentes, preparando nuestros cuerpos, sabiendo que nuestras almas quedan en plegaria, pidiendo que el tiempo avance más rápido.  Hasta que el rey sol y el hermano aire, filtran sus suspiros, por los agujeros en la tela que cubre nuestra ventana, despertando nuestro instinto, tomando nuestra prenda nueva, dejándola cubrir nuestra piel sucia y rajada, sin quitarle el placer a lo nuevo, sin robarle un centavo a nuestro ego, cuán grande éramos, no sentíamos dueños de la riqueza del tierra, caminando entre la milpa, luciendo el amor nuestros padres, aunque nunca se los agradecimos.

Volver aquí rejuvenece